Luego de pasar un día de descanso en la laguna del desierto, al siguiente no embarcamos en otro ferry para pasar la misma. Del otro lado recorrimos 40 kms para poder llegar a El Chaltén por una carretera de ripio. La llegada no fue nada fácil ya que tuvimos un día muy gris y bastante frío, por suerte el viento era de espalda.
En El Chaltén nos alojamos en la casa ciclista de Flor, un lugar al que llegan ciclistas de todo el mundo como nosotros. Hicimos carpa luego de una noche con lluvia incesable como hace mucho no tenía la siguiente mañana se deja ver con un cielo azul despejado y un sol picante. Aprovechando el día, hicimos el trekking de la laguna de los tres. Que terminaba en la base del Fitz Roy, indiscutiblemente la montaña más hermosa y prominente de todo este viaje.
Se eleva a 3340 mts con sus picos como puñales.
En El Chaltén nos alojamos en la casa ciclista de Flor, un lugar al que llegan ciclistas de todo el mundo como nosotros. Hicimos carpa luego de una noche con lluvia incesable como hace mucho no tenía la siguiente mañana se deja ver con un cielo azul despejado y un sol picante. Aprovechando el día, hicimos el trekking de la laguna de los tres. Que terminaba en la base del Fitz Roy, indiscutiblemente la montaña más hermosa y prominente de todo este viaje.
Se eleva a 3340 mts con sus picos como puñales.
Luego de contemplar esta belleza... ah! y de ver después de recorrer casi todos los andes, el primer cóndor en todo el viaje, pero muy a lo lejos y que si no fuera por el lente tele de la cámara no lo hubiera visto bien.
Comenzamos el descenso el cual sufrí de nuevo porque el ligamento de la rodilla que me había lastimado antes empezó a dolerme. Al llegar al camping apenas podía caminar pero nada grave como la vez anterior, pero por tal motivo no pude hacer el trekking de la vuelta al huemul. Un trekking de 4 días que tiene de todo, paso de río colgado de una cuerda, caminata por un glaciar, la vista del campo sur de hielo y mucho más.
Un poco desanimado decido descansar un día para así recuperarme de la bajada del cerro y al siguiente día continuar. Dejo El Chaltén con ganas de volver, no por nada la llaman la capital del trekking. Los primeros 80 kms de salida los hacemos con viento a favor en menos de 3 horas, para luego encontrarnos con este titán patagónico de frente y hacer 15 en 2 horas. La idea era llegar hasta "la casa rosada" un antiguo restaurante abandonado que los ciclistas usan como refugio, pero después de 110 kms pedaleados hicimos carpa mucho antes tratándonos de refugiar del viento, pero para sorpresa nuestra tuvimos la noche con el viento más quieto que uno se pueda imaginar en plena Patagonia. La noche era tan calmada que hasta se podía oír el zumbido de una mosca.
Comenzamos el descenso el cual sufrí de nuevo porque el ligamento de la rodilla que me había lastimado antes empezó a dolerme. Al llegar al camping apenas podía caminar pero nada grave como la vez anterior, pero por tal motivo no pude hacer el trekking de la vuelta al huemul. Un trekking de 4 días que tiene de todo, paso de río colgado de una cuerda, caminata por un glaciar, la vista del campo sur de hielo y mucho más.
Un poco desanimado decido descansar un día para así recuperarme de la bajada del cerro y al siguiente día continuar. Dejo El Chaltén con ganas de volver, no por nada la llaman la capital del trekking. Los primeros 80 kms de salida los hacemos con viento a favor en menos de 3 horas, para luego encontrarnos con este titán patagónico de frente y hacer 15 en 2 horas. La idea era llegar hasta "la casa rosada" un antiguo restaurante abandonado que los ciclistas usan como refugio, pero después de 110 kms pedaleados hicimos carpa mucho antes tratándonos de refugiar del viento, pero para sorpresa nuestra tuvimos la noche con el viento más quieto que uno se pueda imaginar en plena Patagonia. La noche era tan calmada que hasta se podía oír el zumbido de una mosca.
Un día más de pedaleo y una parada más para poder descansar y tomar fuerza para lo que se venía. 40 kms con viento de frente para llegar a El Calafate. Ya en El Calafate buscando la mejor forma para ir hasta el Perito Moreno. Ya que la solo entrada eran 260 pesos argentinos y el bus costaba 460 ida y vuelta con 3 horas para recorrer el parque. La otra opción era alquilar un carro que costaba 1200 más 160 para gasolina, pero éramos solo dos. Gracias a Dios en el camping que estábamos habían dos ciclistas más que también querían ir al glaciar los cuales accedieron compartir gastos. En conclusión fuimos en carro a ver el glaciar.
Como antes de llegar a El Calafate había roto una de las varillas de la carpa y no pude conseguir como arreglarla decido tomar bus hasta Puerto Natales, también me despedía de Carlos después de casi 5 meses pedaleando juntos, ya que hasta este punto llegaba él, iba directo en avión hasta Buenos Aires.
Como antes de llegar a El Calafate había roto una de las varillas de la carpa y no pude conseguir como arreglarla decido tomar bus hasta Puerto Natales, también me despedía de Carlos después de casi 5 meses pedaleando juntos, ya que hasta este punto llegaba él, iba directo en avión hasta Buenos Aires.
Siguiendo solo llego a Puerto Natales en medio de un día gris y bastante helado, encuentro un lugar donde pasar la noche y en donde también logro reparar y de paso aprender a reparar la carpa. Con carpa "nueva" sigo rumbo al sur, hago 80 kms y el clima empieza a ponerse gris y el viento a hacer lo suyo, soplar como si no hubiera un mañana.
Llego a una pequeña villa donde encuentro una canchita de fútbol... pero, esto es la Patagonia, no estoy en Perú ni en Ecuador donde cagado de la risa hacía mi carpa en estas planas superficies. El viento cada vez rugía con más fuerza y al no ver a nadie decidí avanzar más y encontrar unos buenos árboles donde refugiarme del viento.
Sigo avanzando y para fortuna mía habían hartos árboles a lado y lado de la carretera... pero, todos estaban detrás de las cercas que encerraban no sé qué, porque todo eran terrenos de pampas y más pampas.
Hasta que doy con una estancia donde entro a pedir refugio entre los frondosos árboles y a cambio que recibo... simplemente no me dejaron poner la carpa, me dieron una cama con cobija de plumas, cena, tv por cable y desayuno incluido. Y como si no fuera suficiente al siguiente día me llevaron hasta Punta Arenas.
Llego a una pequeña villa donde encuentro una canchita de fútbol... pero, esto es la Patagonia, no estoy en Perú ni en Ecuador donde cagado de la risa hacía mi carpa en estas planas superficies. El viento cada vez rugía con más fuerza y al no ver a nadie decidí avanzar más y encontrar unos buenos árboles donde refugiarme del viento.
Sigo avanzando y para fortuna mía habían hartos árboles a lado y lado de la carretera... pero, todos estaban detrás de las cercas que encerraban no sé qué, porque todo eran terrenos de pampas y más pampas.
Hasta que doy con una estancia donde entro a pedir refugio entre los frondosos árboles y a cambio que recibo... simplemente no me dejaron poner la carpa, me dieron una cama con cobija de plumas, cena, tv por cable y desayuno incluido. Y como si no fuera suficiente al siguiente día me llevaron hasta Punta Arenas.
Ya en Punta Arenas me contacto con Ricardo, a quien había conocido en el tour a las cuevas de mármol en Puerto Tranquilo y quien me ofreció su casa para que quedarme cuando llegara. Ya acomodado aprovecho para descansar un poco y poner las cosas al día, así como de hacer un poco de turismo.