Dejo Loja para seguir hacía Vilcabamba, todos en esta zona de Ecuador hablan de Vilcambamba. Un pueblo habitado en su mayoría por estadounidenses. Un pueblo agradable, tranquilo y un clima que a ratos me hacía creer que estaba en la ruta hacía Anapoima. Me quedo dos días con Emanuel (argentino) y Cycy (francesa), una pareja de mochileros que estaban unos días de descanso en Vilcabamba.
Lo interesante es que me querían regalar una perrita de 3 meses para que me acompañara en mi viaje, la verdad la idea me quedó sonando pero no estaba seguro de hacerlo y arriesgarme a que le pasara algo al cachorro.
Retomo mi ruta por un puerto que exige más de lo que puedo dar y quedo a medio camino de Palanda en medio de un páramo que me recuerda las vistas del Trampolín de la Muerte. Llego a los 2900 mts y la bajada hacía Palanda llueve incesablemente.
Al llegar almuerzo y rumbo hacía la cancha para armar mi carpa me sale al encuentro un perro que muy cariñosamente me acompaña no solo el resto del día sino toda la noche hasta el siguiente día.
Lo interesante es que me querían regalar una perrita de 3 meses para que me acompañara en mi viaje, la verdad la idea me quedó sonando pero no estaba seguro de hacerlo y arriesgarme a que le pasara algo al cachorro.
Retomo mi ruta por un puerto que exige más de lo que puedo dar y quedo a medio camino de Palanda en medio de un páramo que me recuerda las vistas del Trampolín de la Muerte. Llego a los 2900 mts y la bajada hacía Palanda llueve incesablemente.
Al llegar almuerzo y rumbo hacía la cancha para armar mi carpa me sale al encuentro un perro que muy cariñosamente me acompaña no solo el resto del día sino toda la noche hasta el siguiente día.
Sin decirle nada el perro comienza a seguirme, salgo de pueblo y comienzo el descenso y el perro me sigue, yo lo dejo a ver hasta donde llega. Para mi sorpresa termina el día conmigo aun. Aunque la llegada a Simanche no fue nada fácil debido a los constantes deslaves de tierra la carretera es un completo barrial y una sucesión sin fin de subidas y bajadas con pendientes tan inclinadas que por momentos tengo que empujar a Koga. No siendo suficiente el día termina con primero; un aguacero que me dejan a mi y al perro empapados; y segundo la carretera deja de ser pavimentada para convertirse en una piscina de lodo. Llego a El Progreso un pequeño caserío que de progresista no tiene nada, en el que planeo pasar la noche pero al ver que el perro comienza a temblar por el frío a pesar de los pocos 1200 m.s.n.m. y decido seguir hasta el siguiente pueblo que se encuentra en una bajada mortal a pesar de ya ir sin frenos que fueron consumidos en su totalidad por el barro y a pesar de que el perro ya venía bastante cansado.
Llegamos a Simanche y en efecto descendimos a los 900 mts y el pueblo era más templado y paso la noche en la cancha de micro.
Luego de un día de completa lluvia que dejó todo mojado se compensa con una mañana soleada, tanto que en un momento todo lo que tenía mojado estaba seco. Emprendo mi rumbo hacía Zumba por una subida mortal del 12% en la que asciendo 700 mts en tan solo 6 Kms. bajo un sol que marcó los 35º C. a la llegada a Zumba decido descansar dos días, el perro ya venía bastante cansado y no quería exigirlo más.
Llegamos a Simanche y en efecto descendimos a los 900 mts y el pueblo era más templado y paso la noche en la cancha de micro.
Luego de un día de completa lluvia que dejó todo mojado se compensa con una mañana soleada, tanto que en un momento todo lo que tenía mojado estaba seco. Emprendo mi rumbo hacía Zumba por una subida mortal del 12% en la que asciendo 700 mts en tan solo 6 Kms. bajo un sol que marcó los 35º C. a la llegada a Zumba decido descansar dos días, el perro ya venía bastante cansado y no quería exigirlo más.
Dos días pasan y continuo hacía La Balza donde se encuentra el puente para pasar a Perú, por la misma carretera destapada, la única diferencia es que el clima mejora bastante, no volvió a llover y tampoco a salir ese sol mortal. Tenía entendido que la salida de Ecuador por este lado era dura pero no imaginaba que tanto, unos cuantos kilómetros adelante de salir de Zumba me encuentro con un hueco en la montaña en el que veo un chorro al fondo a lo que pienso "Una carretera poco transitada, no me he bañado hace 4 días, tengo calor, un chorro ni mandado a hacer... La ducha perfecta". Sin pensarlo dos veces quedo en bóxer y me doy el mejor baño que he tenido en todo este viaje, sin importar que la frescura me durara las siguientes curvas definitivamente es el mejor baño.
Es irónico pero cierto, las cosas que más disfrutamos aunque no sean las mejores son las que más nos hace sufrir conseguir. Como ese plato de comida después de un largo día de pedaleo en medio de la lluvia, sol, viento. Así estemos comiendo algo que no nos guste, podremos estar comiendo una cebolla pero el saber que el sin sabor del día, los malos momentos fueron más amargos que el sabor de esa cebolla nos hacen disfrutarla con más agrado.
No pasa mucho tiempo antes de volver a empapar la camiseta de sudor, una bajada larga me pone al paso de un río y comienza una mortal subida al 18% que me tiene empujando la bici por los siguientes 2 Kms. Paso un control militar, otra subida no tan larga pero si empinada, y comienza la bajada hacía el puente.
Llego al puente sello mi salida del Ecuador y en migración me encuentro con la desagradable noticia de que el agente me da solo 30 días de estadía en Perú, los motivos, no los sé a mi pregunta tan solo obtuve un "Jum" de parte del agente de migración. Por lo que entro al Perú hasta el primer pueblo Namballe con el ánimo en el piso. Súmele de que había consumido mis últimos dólares en Zumba y el único cajero que había no me dio dinero, entro a Perú literalmente sin un centavo. Afortunadamente tenía aun bastante pasta, carne enlatada y unos frijoles en mis alforjas.
Es irónico pero cierto, las cosas que más disfrutamos aunque no sean las mejores son las que más nos hace sufrir conseguir. Como ese plato de comida después de un largo día de pedaleo en medio de la lluvia, sol, viento. Así estemos comiendo algo que no nos guste, podremos estar comiendo una cebolla pero el saber que el sin sabor del día, los malos momentos fueron más amargos que el sabor de esa cebolla nos hacen disfrutarla con más agrado.
No pasa mucho tiempo antes de volver a empapar la camiseta de sudor, una bajada larga me pone al paso de un río y comienza una mortal subida al 18% que me tiene empujando la bici por los siguientes 2 Kms. Paso un control militar, otra subida no tan larga pero si empinada, y comienza la bajada hacía el puente.
Llego al puente sello mi salida del Ecuador y en migración me encuentro con la desagradable noticia de que el agente me da solo 30 días de estadía en Perú, los motivos, no los sé a mi pregunta tan solo obtuve un "Jum" de parte del agente de migración. Por lo que entro al Perú hasta el primer pueblo Namballe con el ánimo en el piso. Súmele de que había consumido mis últimos dólares en Zumba y el único cajero que había no me dio dinero, entro a Perú literalmente sin un centavo. Afortunadamente tenía aun bastante pasta, carne enlatada y unos frijoles en mis alforjas.