Después de una larga semana esperando un envío de Colombia dejo Riobamba con un nuevo tripulante en la bicicleta, un pequeño termo morral con capacidad de 4 litros o en su defecto para 50 tintos que usaré para vender tinto y tener algo de dinero y así poder compensar los pocos gastos que tengo.
Salgo de Riobamba y decido seguir por una carretera secundaria hacía Licto y entro a una región muy tranquila llena de campesinos, gente muy amable y unas montañas y paisajes tan verdes que a ratos me recordaban la pacífica y fría Boyacá. Atravieso la montaña por una carretera que no estoy seguro si es la que aparece en Google Maps o no. Una carretera destapada por la que me deleito viendo el extenso verde y por unas pocas horas tengo una pedaleada solitaria pero muy gratificante acompañada del rugir del río que corría en lo más bajo de la montaña.
Horas después vuelvo a la carretera principal y se pierde un poco ese placer, esa sensación que brinda pedalear solo frente a estas prominentes montañas. Aunque la carretera es poco transitada, no deja de ser molesto volver a tener el ruido de los carros pasando por el lado de uno. Llego a Guamote y gracias a la hospitalidad de los bomberos me instalo en la cocina de la estación.
Salgo de Riobamba y decido seguir por una carretera secundaria hacía Licto y entro a una región muy tranquila llena de campesinos, gente muy amable y unas montañas y paisajes tan verdes que a ratos me recordaban la pacífica y fría Boyacá. Atravieso la montaña por una carretera que no estoy seguro si es la que aparece en Google Maps o no. Una carretera destapada por la que me deleito viendo el extenso verde y por unas pocas horas tengo una pedaleada solitaria pero muy gratificante acompañada del rugir del río que corría en lo más bajo de la montaña.
Horas después vuelvo a la carretera principal y se pierde un poco ese placer, esa sensación que brinda pedalear solo frente a estas prominentes montañas. Aunque la carretera es poco transitada, no deja de ser molesto volver a tener el ruido de los carros pasando por el lado de uno. Llego a Guamote y gracias a la hospitalidad de los bomberos me instalo en la cocina de la estación.
Sigo mi rumbo hacía Cuenca y saliendo de Guamote el paisaje sufre un cambio bastante fuerte, después de venir en medio de montañas y verdes campos paso a ir sobre las colinas por un pequeño "valle" en medio de pinos que bailan al son del viento y cantan tan fuerte que ni el paso de los carros pueden callarlos. Lo que no decían los pinos era que 20 Kms más adelante iba a comenzar el verdadero y duro recorrido hacía Cuenca entre subidas y bajadas que ponen a prueba la paciencia y resistencia de cualquier ciclista.
Una pequeña subida digna de toda montaña rusa antes de comenzar el paseo para así poder descolgar el vagón con más fuerza y poder descender más de 800 mts con velocidades de más de 50 Km/h y no dejando ninguna probabilidad de supervivencia a los pobres frenos a Alausí. Luego nuevamente otro ascenso de 500 mts que es más el desgaste subiendo que lo que se demora la carretera en ponerme de nuevo en otro descenso para llegar al punto más bajo de esta montaña rusa en Guasuntos a 2300 mts, cruzar el río y comenzar nuevamente otro ascenso de otros 500 mts. Pero que decido dejar para el otro día ya que mis piernas no daban un pedaleo más.
Una pequeña subida digna de toda montaña rusa antes de comenzar el paseo para así poder descolgar el vagón con más fuerza y poder descender más de 800 mts con velocidades de más de 50 Km/h y no dejando ninguna probabilidad de supervivencia a los pobres frenos a Alausí. Luego nuevamente otro ascenso de 500 mts que es más el desgaste subiendo que lo que se demora la carretera en ponerme de nuevo en otro descenso para llegar al punto más bajo de esta montaña rusa en Guasuntos a 2300 mts, cruzar el río y comenzar nuevamente otro ascenso de otros 500 mts. Pero que decido dejar para el otro día ya que mis piernas no daban un pedaleo más.
Paso la noche, recobro energías y al siguiente día continuo mi ascenso/descenso hacía Chunchi, peor saber que hay que ascender para tener que descender al paso del puerto y descender casi hasta el doble desanima bastante, pero sin más que decir o hacer continuo mi travesía por esta montaña rusa, después de por lo menos otros 5 ascensos/descensos llego a Chunchi y para terminar de completar el día la montaña arremete con una niebla tan densa que apenas podía ver por donde estaba andando, por lo consecuente trajo un bajón de temperatura y no contenta con eso decide llamar a su querida amiga la lluvia.
Por lo que termino el día en medio de la niebla, el frío y la lluvia. No sin antes mencionar que los últimos 4 Kms venían en subida constante lo cual era bueno, pero no en estas condiciones.
Sin saber por donde iba y hacía donde, llego a Joyagshi y como buena película de terror me instalo al lado de la cancha del pueblo en medio de la densa niebla para pasar la noche.
Siguiente día sin haberme dado cuenta había ascendido hasta los 2900 mts y sigo mi ascenso hasta el siguiente puerto ya con un mejor clima y un cielo un poco más despejado. Llego al desvío hacía Guayaquil y una pequeña sensación de calor dentro de mi acompañada de una espectacular vista hacía la costa me tientan a desviar hacía allá para darle algo de sol a estos huesos que el frío calaban incesablemente.
Por lo que termino el día en medio de la niebla, el frío y la lluvia. No sin antes mencionar que los últimos 4 Kms venían en subida constante lo cual era bueno, pero no en estas condiciones.
Sin saber por donde iba y hacía donde, llego a Joyagshi y como buena película de terror me instalo al lado de la cancha del pueblo en medio de la densa niebla para pasar la noche.
Siguiente día sin haberme dado cuenta había ascendido hasta los 2900 mts y sigo mi ascenso hasta el siguiente puerto ya con un mejor clima y un cielo un poco más despejado. Llego al desvío hacía Guayaquil y una pequeña sensación de calor dentro de mi acompañada de una espectacular vista hacía la costa me tientan a desviar hacía allá para darle algo de sol a estos huesos que el frío calaban incesablemente.
Cuenca, Cuenca, vamos es para Cuenca.
Sigo mi rumbo a Cuenca ya por unas subidas igual de duras pero ya sin tanto descenso mortal, hasta llegar a El Tambo, lugar donde conozco a Brooks, o como bien le dicen por acá "El Gringo". Como él mismo lo dice, él es primero neoyorquino y después si americano. Como también iba hacía Cuenca compartimos ruta por los siguientes días.
Primero fuimos hasta Ingapirca, la verdad era una persona reacia de ir a ver ruinas, ir a ver una piedra sobre otra no tiene nada de emocionante ni mucho menos es comparable con una puesta de sol, o ver como lucen ostentosos sus nevados los volcanes por acá en La Sierra, y muchos ejemplos más. Pero cuando no hay afán y una agenda que seguir o un horario que cumplir aun estas cosas como seguir y oír un guía decir un poco de cosas sobre Incas y Cañaris llega a ser gratificante y se aprende a disfrutar delos pequeños momentos.
Saliendo de Ingapirca, bastante tarde por cierto, veo un sitio para poner al carpa al que sin dudar nos dirigimos y en el que por no sonar exagerado paso una de las mejores acampadas hasta ahora de esta travesía.
Sigo mi rumbo a Cuenca ya por unas subidas igual de duras pero ya sin tanto descenso mortal, hasta llegar a El Tambo, lugar donde conozco a Brooks, o como bien le dicen por acá "El Gringo". Como él mismo lo dice, él es primero neoyorquino y después si americano. Como también iba hacía Cuenca compartimos ruta por los siguientes días.
Primero fuimos hasta Ingapirca, la verdad era una persona reacia de ir a ver ruinas, ir a ver una piedra sobre otra no tiene nada de emocionante ni mucho menos es comparable con una puesta de sol, o ver como lucen ostentosos sus nevados los volcanes por acá en La Sierra, y muchos ejemplos más. Pero cuando no hay afán y una agenda que seguir o un horario que cumplir aun estas cosas como seguir y oír un guía decir un poco de cosas sobre Incas y Cañaris llega a ser gratificante y se aprende a disfrutar delos pequeños momentos.
Saliendo de Ingapirca, bastante tarde por cierto, veo un sitio para poner al carpa al que sin dudar nos dirigimos y en el que por no sonar exagerado paso una de las mejores acampadas hasta ahora de esta travesía.
"Pero la llegada a Cuenca no podía ser tan fácil —susurraba la montaña— y con una pequeña risa malvada interior desató el némesis de todo ciclista, una letal y punzante diminuta, pequeñísima lloviznita"
Tan pequeñas eran las gotas de la llovizna que cada vez que el viento descargaba su furia cortaban la cara, como si pequeños pedazos de vidrio golpearan la cara.
Después de una larga subida cruzamos el puerto a 3500 mts y comenzamos un descenso que a pocos kilómetros adelante ya nos tenía cada parte del cuerpo tan congelada que cualquier movimiento brusco nos quebraríamos como el T-1000 de Terminator 2 cuando le cae el nitrógeno líquido.
Descendemos y descendemos hasta llegar a un gran aviso que decía "Bienvenidos a Cuenca". Un puño en alto y un simple "We fucking made it Brooks, YEAH!" bastan para culminar un tramo que no tiene nada que envidiarle a un Tour de France.
Ya en Cuenca por ahora queda empezar el negocio de café colombiano, disfrutar de esta bella ciudad, su gente amable, su gran variedad gastronómica y por supuesto de una buena compañía australiana, francesa, argentina tal vez alemana, nacionalidades hay tantas como pasaportes, pero solo una será la afortunada.
Tan pequeñas eran las gotas de la llovizna que cada vez que el viento descargaba su furia cortaban la cara, como si pequeños pedazos de vidrio golpearan la cara.
Después de una larga subida cruzamos el puerto a 3500 mts y comenzamos un descenso que a pocos kilómetros adelante ya nos tenía cada parte del cuerpo tan congelada que cualquier movimiento brusco nos quebraríamos como el T-1000 de Terminator 2 cuando le cae el nitrógeno líquido.
Descendemos y descendemos hasta llegar a un gran aviso que decía "Bienvenidos a Cuenca". Un puño en alto y un simple "We fucking made it Brooks, YEAH!" bastan para culminar un tramo que no tiene nada que envidiarle a un Tour de France.
Ya en Cuenca por ahora queda empezar el negocio de café colombiano, disfrutar de esta bella ciudad, su gente amable, su gran variedad gastronómica y por supuesto de una buena compañía australiana, francesa, argentina tal vez alemana, nacionalidades hay tantas como pasaportes, pero solo una será la afortunada.